La Papisa representa la dualidad del ser consciente y del inconsciente, del cuerpo terrenal y del espíritu. Dualidad en la causa y el efecto, el bien y el mal, hombre y mujer, vida y muerte: es la lucha entre opuestos para hacerse uno.
En esta Arcana reconocemos a la Papisa Juana, que, según cuenta la leyenda, se encontraba bajo la figura del Papa Juan VIII, aunque también se dice que Juana se ocultó como el Papa Benedicto III. Sea cual fuere, los años de reinado de esta Papisa habría tenido lugar en el siglo IX d.C.
Hay una novela fantástica de Donna W. Cross llamada La Papisa, que cuenta la historia de Juana. Hija de un canónigo y una pagana, Juana no puede estudiar por prohibición de su padre, pero el destino se pone de su parte y la joven consigue acudir a una escuela. Por circunstancias de la vida, Juana se ve obligada a vestir sotana y a refugiarse en una iglesia donde, como Juan Ánglico, destacará por su inteligencia y su capacidad intuitiva, lo que la harán convertirse en Papa.
La Papisa no es madre, al menos no física. Es la mayor soberana del saber espiritual en la Tierra, y nos conecta con nuestra parte más sabia. Es una figura interesante con la que meditar en nuestra fase menstrual, porque nos conecta con nosotras desde la quietud y la calma.
A su vez, también podemos ver a la Papisa como la diosa egipcia Isis con el velo de la virginidad, o Juno, la reina de los dioses, la soberana en el mundo espiritual.