Al igual que la luna, el ciclo menstrual tiene cuatro fases. Cada fase tiene asignada una estación, una fase lunar y un arquetipo. Es importante conocer estas fases y reconocerlas en nosotras para poder aprovechar sus virtudes.
Una de las formaciones más bonitas que he realizado es la de Facilitadora de la Meditación Estacional de Útero, donde trabajamos con diferentes meditaciones en la limpieza y sanación del Útero en diferentes aspectos según la estación del año. Por supuesto, cada Arquetipa Menstrual, como me gusta llamarlas, también se relaciona con estas meditaciones.
Luna Creciente: La Doncella
La Doncella, también llamada la Virgen o la Guerrera, se corresponde con el despertar. Tras el periodo de descanso y liberación que supone la menstruación, de oscuridad introspectiva y final de ciclo, la energía del Útero vuelve a la luz con las pilas recargadas.
Durante la fase de la menstruación se vive un proceso de destrucción y muerte, la sangre elimina y arrastra todo aquello de lo que elegimos o necesitamos liberarnos. La Doncella supone una regeneración, un renacimiento. Se recupera el dinamismo, el cuerpo se siente más ligero y dispuesto a iniciar proyectos. Se facilita la sociabilidad y la comunicación, aunque será momento de expresar más que de escuchar.
Es la fase más masculina, con energía yang dada esa energía de movimiento, de ahí que también se la llame Guerrera.
En cuanto a la sexualidad, se asocia con la novedad, por ello es Virgen, y a su vez la juventud hace que desee relaciones juguetonas, intensas y apasionadas. La primera relación íntima que la Doncella mantenga con su pareja después de la menstruación servirá para renovar el vínculo que les una.
La Doncella se manifiesta durante la fase preovulatoria. En un ciclo menstrual regular, sería desde el séptimo día hasta el decimo tercero aproximadamente.
La estación ligada a la Doncella es la primavera, relacionada con el renacer después del frío y la oscuridad del invierno. Su color es el naranja y las fiestas wiccanas son Ostara y Beltane.
La Meditación Estacional de Útero de La Doncella equivaldría a la que se realiza en Primavera cuando hay Luna Creciente, aprovechando la energía del despertar y el inicio del ciclo. Empezamos invocando a las Guardianas del Este y del elemento Aire, y después la Doncella en su faceta Guerrera, nos acompañará para impulsar la energía de movimiento hacia el proyecto que queramos emprender. A través de un ejercicio de visualización, nuestra Guerrera nos hará correr hasta nuestro objetivo al que finalmente daremos caza.

Si te gusta trabajar con diosas, para conectar con la Doncella puedes elegir a la que para ti la represente. Algunas de ellas son Artemisa, diosa griega de la caza y la luna, y Brigit, diosa celta de la inspiración entre otras facetas y principio femenino en su tradición. A mí me gusta meditar con los Orixás, deidades de tradición africana con culto en diferentes religiones americanas como el Batuque, el Candomblé o la Santería, y para mí la Orixá que se identifica con la Doncella (más bien con la Guerrera) es Iansá, también llamada Oiá. Mujer de fuego, luchadora, atlética, agresiva. Es el amor pasional. Temperamental, rige los vientos y la lluvia. Su paso deja cambios, renovación y renacer.
Luna Llena: La Madre
La Madre se corresponde con el amor pleno y generoso. Tras el periodo de expansión y conexión con el mundo que supone la preovulación, la energía del Útero se vuelca en nutrir, cuidar y maternar.
La Madre se relaciona con la abundancia en todos sus aspectos, puesto que el amor es infinito, en generoso. Es una fase ideal para trabajar el vínculo con la tierra, con mi lugar, y encontrarme en él, cuidando mi autoestima. A diferencia de la Doncella, la Madre se comunica mediante la escucha, aunque exprese igualmente lo que siente.
La Madre es creativa, se vuelca en su espacio personal, en su casa, y aviva el fuego de su hogar. Es un momento perfecto para unir vínculos con nuestra madre física.
En cuanto a la sexualidad, la Madre se entrega con plenitud y mucho romanticismo. Disfruta, comparte y atiende a su compañero. Las relaciones son tiernas y amorosas. Por otro lado, también es una fase muy salvaje puesto que el instinto pide que el óvulo sea fecundado, por lo que la ternura amorosa del arquetipo no impide que a nivel físico haya mucha pasión.
La Madre se manifiesta durante la fase ovulatoria. En un ciclo menstrual regular, sería desde el décimo cuarto día hasta el vigésimo primero aproximadamente.
La estación ligada a la Madre es el verano, relacionada con la plenitud de los frutos que empezaron a brotar en primavera. Su color es el rosa y las fiestas wiccanas son Litha y Lammas.
La Meditación Estacional de Útero en esta ocasión la realizaremos en Luna Llena, aprovechando la energía de su luz radiante y próspera. Las guardianas a las que invocamos son las del Sur y del elemento Agua, y nuestro arquetipo Madre nos conectará con la abundancia, el amor incondicional y la creatividad. En este encuentro trabajaremos con el linaje materno, al cual vamos a reconocer y honrar. Como regalo, nuestras ancestras nos dejarán su bendición y la conexión plena con la energía sagrada femenina.
Si te gusta trabajar con diosas, para conectar con la Madre puedes elegir a la que para ti la represente. Algunas de ellas son Deméter, diosa griega de la agricultura, cuyo nombre significa en griego «Diosa Madre», y Durga, diosa hindú del amor y madre nutricia, aunque su faceta guerrera y justiciera pueda también relacionarla con la Doncella. En los cultos de los Orixás (Batuque, Candomblé y Santería, entre otros) la Orixá que se identifica con la Madre es Oxum. Mujer de miel, madre, protectora, cariñosa, dulce, pero tan bella como vanidosa.

Al ser reina, es elegante y poderosa. Sabe enamorar a través de su arte más preciado, del que legó un sacerdocio a sus hijas: la cocina. Diosa de las aguas dulces y de la abundancia. Rige los ríos y cascadas.
Luna Menguante: La Hechicera
La Hechicera se corresponde con la alquimia interior y la intuición. Tras el periodo de amor pleno y generosidad que supone la ovulación, el Útero se vuelca en activar las energías internas.
La Hechicera se relaciona con la expresión del inconsciente, en el que los sueños se manifiestan y se alcanza la luz en aquellos aspectos propios que las fases previas estaban oscuras al estar nuestra atención enfocada hacia fuera de nosotras. Es una fase ideal para trabajar con mancias, para meditar y para descansar.
La Hechicera es activa, se preocupa por renovar todo aquello que empieza a serle obsoleto para dar lugar a cosas nuevas. Para ello, desciende hacia su lado oscuro, cuidando el vínculo entre su luz y su sombra.
En cuanto a la sexualidad, la Hechicera es erótica, fogosa, ardiente. No se esconde ni se frena, es una vampiresa. Las relaciones íntimas con ella son pasionales. Es también un momento ideal para conectar con la energía sexual de manera más mística, quizás mediante el tantra.
La Hechicera se manifiesta durante la fase premenstrual. En un ciclo menstrual regular, sería desde el vigésimo segundo día hasta el vigésimo octavo, cuando empezaría la menstruación.
Es una fase atrayente en la que nos volcamos en nosotras mismas, empezando a preparar la limpieza física y emocional que nos liberará y nos conectará con el desapego. Es muy fácil quedarse enganchada en La Hechicera, por una resistencia inconsciente a soltar lo que ya no nos sirve y por el poder y magnetismo personal que nos transfiere.
La estación ligada a La Hechicera es el otoño, relacionada con el fin del esplendor del verano e inicio del recogimiento. Su color es el violeta y las fiestas wiccanas son Mabon y Samhain.
La Meditación Otoñal de Útero se realiza en Luna Menguante, aprovechando la energía de la transmutación y la intuición.Invocamos a las Guardianas del Oeste y del elemento Fuego, y nos dejamos guiar por La Hechicera, que nos ayudará a equilibrar y hacer balance del proceso intenso de limpieza, iniciativa y plenitud que habremos vivido durante todo el año. En esta ocasión revisaremos cada uno de nuestros chakras, deshaciéndonos de cada uno de las ideas, pensamientos, creencias y experiencias que ya nos son caducas, para así reforzar aquello que nos quedamos, lo que queremos conservar.
Si te gusta trabajar con diosas, para conectar con La Hechicera puedes elegir a la que para ti la represente. Algunas de ellas son Kali, diosa hindú de la muerte y la destrucción pero también de la regeneración, cuyo nombre significa en sánscrito «Mujer Negra», y Lilith, diosa mesopotámica relacionada con la tentación erótica desde el lado maligno y la rebeldía.

Ambas diosas son mujeres incomprendidas y maltratadas por el patriarcado, como lo es la deidad que traigo en esta ocasión de los cultos de los Orixás (Batuque, Candomblé y Santería, entre otros): Pombagira. Mujer ardiente, libre, deslenguada, independiente, sensual, asociada a la noche, al alcohol, el juego y el dinero. Mal tachada de prostituta, rige los caminos, el devenir y regula el karma.
Luna Nueva: La Bruja
La Bruja, también llamada Anciana Sabia, se corresponde con la introspección y limpieza. Tras el periodo exploración y experimentación que supone la premenstruación, la energía del Útero se vuelca en depurar y soltar.
La Bruja se relaciona con el retiro, en el que se hace un balance del ciclo y se desecha todo aquello que no será necesario a partir de ese momento. Desciende la energía física, predomina la calma y la necesidad de soledad. Es el momento de aceptar el pasado puesto que se experimentará una sensación de pérdida.
Se experimenta una pequeña muerte con duelo, la destrucción desde los cimientos, pues la Bruja viaja a los niveles más profundos de su conciencia, donde integra los cambios y crece y evoluciona a partir de ellos.
En cuanto a la sexualidad, la Bruja es espiritual. Los orgasmos con ella son intensos, porque es capaz de conectar a la Mujer con sus cuatro arquetipos: la actividad de la Virgen, la entrega de la Madre, la pasión de la Hechicera y la liberación de la Bruja.
La Bruja se manifiesta durante la fase menstrual. En un ciclo menstrual regular, serían todos los días que dure el sangrado, suponiendo el fin de un ciclo.
La Bruja es una Mujer conectada consigo misma, con su propia sabiduría. Se conecta con aquello que la representa, sus fetiches, símbolos y amuletos. Se alimenta de lo que quiere, porque es lo que necesita. Se muestra hasta donde ella desea, creando así su propio mundo.
La estación ligada a la Bruja es el invierno, relacionada el recogimiento introspectivo. Su color es el rojo y las fiestas wiccanas son Imbolc y Yule.
La Meditación Hibernal de Útero se realiza en Luna Nueva, aprovechando la oscuridad de la Luna para conectarnos con la nuestra propia. Invocamos a las Guardianas del Norte y del elemento Tierra y recibimos la invitación de nuestra Bruja a conocer y abrazar a nuestra sombra, a esa parte interna que no queremos ver, para así depurar aquello de lo que necesitemos desprenderlos. Aprovechamos para cortar lazos con aquellas personas a las que no queremos más en nuestra vida, y una vez que hemos sanado nuestra parte más oscura aportando luz, recibimos un mensaje de nuestra Bruja interior.
Si te gusta trabajar con diosas, para conectar con la Bruja puedes elegir a la que para ti la represente. Algunas de ellas son Hécate, diosa griega relacionada entre otras cosas con los partos (¿y no es acaso menstruar parir lo que desechamos?) y la brujería, e Isis, diosa egipcia considerada como Gran Madre dadora de vida (sin menstruación no hay vida) y Gran Maga. En los cultos de los Orixás (Batuque, Candomblé y Santería, entre otros) la Orixá que se corresponde con la Bruja es Iemanjá. Mujer de agua, principio femenino y base de la vida. Es el amor puro e incondicional. Rige el agua salada de los mares y océanos y la luna.

Iemanjá cría a los hijos con amor pero con disciplina, deja espacio para que la criatura se convierta en un ser independiente, con una esencia dominante y a veces autoritaria (como es ella). Aunque se ha quedado embarazada, parir no está entre sus habilidades, normalmente cría hijos nacidos de otros vientres. Como madre protectora, acerca todo aquello que es bueno o necesario en la vida de sus hijos pero también retira lo que sobra o cumplió su función, todo ello sin miramientos. Es una mujer sabia e introspectiva, pues posee el don de la intuición y del conocimiento de las ciencias esotéricas.
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